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Tipos de empresa en España y ejemplos
La responsabilidad jurídica, el régimen fiscal y tributario, el capital, las necesidades y el mercado… En función de cómo esté constituida una sociedad todas estas cuestiones impactan en un negocio de una forma u otra. Si estás pensando en montar tu propio negocio, lo primero que debes plantearte es qué tipos de empresa existen en España y cuál es la que más te conviene. El cómo constituirte será clave de cara a tus actuaciones futuras. Por eso, en este artículo enumeramos las diferentes opciones que hay para comenzar tu andadura empresarial.
Empresario individual o autónomo
Es uno de los tipos de empresa más comunes en nuestro país. La propia persona física es quien realiza la actividad empresarial o profesional. Como aspectos más positivos es que su regulación es simple, no exige un capital inicial y puede ser más económico en cuanto a costes y, sobre todo, a trámites.
Por el contrario, se consideran desventajas el hecho de que la responsabilidad recae íntegramente sobre la persona (incluso, puede afectar también al cónyuge). Es decir, que responderá con su patrimonio personal, presente y futuro, el cual no se distingue del de la empresa. A su vez, los impuestos pueden ser elevados, si se generan altos ingresos.
Ejemplo o empresario individual: todos los tipos de autónomos que te vengan a la cabeza. Albañil, electricista, pequeño empresario…
Sociedad Limitada SL
Las S.L. o sociedades limitadas son las que se componen o conforman con participaciones sociales de los socios. Éstos no responderán personalmente de las deudas sociales y su responsabilidad ante deudas se limita a las aportaciones realizadas, puesto que no tienen responsabilidad subsidiaria. Entre los distintos tipos de sociedades mercantiles que hay en España, , es una de las más comunes.
Como contras, las sociedades limitadas conllevan bastante burocracia y que, como mínimo, exigen un capital social para arrancar de 3.000 euros. También, su gestión dependerá de órganos y personas jurídicas que habrá que crear, como la figura del administrador único, administradores solidarios , mancomunados, consejo de administración o la Junta General.
Ejemplo de S.L.: una tienda de comercio electrónico o física, un restaurante, una franquicia… o una consultoría como Castellana Consultores.
Sociedad Anónima SA
Otro de los tipos de sociedad que más adeptos tiene. Su capital social se divide en acciones y los accionistas no tendrán que responder con su patrimonio personal. Además, puede atraer capital externo emitiendo obligaciones. Precisamente esta es una de las principales diferencias entre sociedad anónima y sociedad limitada.
En cambio, se trata de un tipo de empresa con un complejo sistema organizativo. Constituir una sociedad anónima o S.A. conlleva numerosos trámites burocráticos y exige muchos más requisitos para realizar y comunicar los movimientos de la compañía.
Ejemplo de S.A.: grandes empresas como Mercadona, Endesa, SEAT o El Corte Inglés.
Cooperativa
Cuando un grupo de personas forman una organización para desarrollar una actividad empresarial rigiéndose por un modelo totalmente democrático hablamos de cooperativa. A diferencia de las sociedades limitadas o anónimas, no se inscribe en el Registro Mercantil, sino que se hace la inscripción en el Registro de Sociedades Cooperativas.
Toda responsabilidad de cada socio queda sujeta a la aportación (económica o de derechos) que haga cada socio. A su vez, los estatutos reflejarán y establecerán todos y cada uno de los límites, así como los derechos y obligaciones de los socios.
Ejemplos de cooperativa: el Grupo Eroski, el Grupo Asces o la Fundación Espriu.
Sociedad comanditaria
Tipología de empresa que combina dos clases de socios. Por un lado, los colectivos, quienes responden con todo su patrimonio. Por otro, los comanditarios, quienes responderán hasta lo que les exija la aportación que hayan hecho al capital. En base a ello, la sociedad puede ser comanditaria simple (personalista) o por acciones (mercantil).
Por lo tanto, entre los tipos de formas jurídicas, estamos ante una que conjuga ventajas y desventajas de varias clases de empresa. Las comanditarias ofrecen mucha sencillez en cuanto a gestiones y burocracia por la independencia que ofrece a cada socio según su responsabilidad. Sin embargo, tanta libertad jurídica también puede generar inconvenientes y desavenencias entre socios con más facilidad.
Ejemplo de sociedad comanditaria: un buen caso de comanditaria es Werkhaus, empresa de jardinería.
Sociedad Colectiva
Es un tipo de empresa con carácter personalista y responsabilidad subsidiaria y en el que todos los socios participan de forma igualitaria. A su vez, hay socios capitalistas (aportan bienes) y socios industriales (aportan trabajo y actividad comercial).
La sociedad colectiva es la más sencilla de constituirse como empresa mercantil. Además, tampoco exigen un capital social mínimo para arrancar. La principal desventaja es la responsabilidad que adquieren los socios, la cual es ilimitada, por lo que éstos asumen una serie de derechos, pero también obligaciones.
Ejemplo de sociedad colectiva: muchos comercios pequeños, despachos de abogados, gestorías y asesorías…
Comunidad de Bienes
Se trata de una clase de empresa peculiar en la que varias personas tienen la titularidad y la propiedad de un derecho indiviso. Existen las comunidades de bienes simples, en las que el objetivo es aprovechar y conservar un bien o conjunto de bienes, y las comunidades sociedades, que tratan de lucrarse a través de un patrimonio y organizándose de forma empresarial.
No tiene personalidad jurídica propia y hay mucho secretismo interno conforme a pactos. No obstante, las comunidades de bienes exigen numerosos requisitos para su formalización y la responsabilidad es solidaria e ilimitada.
Ejemplo de comunidad de bienes: unos hermanos que se reparten en régimen de proindiviso una herencia.
Estos son los principales tipos de sociedades empresariales que se estilan en España. Como ves, hay numerosas alternativas en función de la responsabilidad, el número de socios, el capital que estos aporten… Por lo tanto, si quieres lanzarte a formar tu sociedad, quizás debas plantearte pedir ayuda y asesoría a profesionales. Especialistas en el mundo empresarial como los que conformamos Castellana Consultores.
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